Naturalmente diversxs

01.07.2021

Personalmente, odio el conflicto.
Odio discutir. Pero sé muy bien, que los desacuerdos, la disparidad y las discusiones son más que naturales e incluso necesarias para el desarrollo y el crecimiento de las comunidades, de las poblaciones y de las personas. Son el combustible natural de las revoluciones.

Hoy te propongo un debate, un debate inundado de argumentos científicos, uno sin los clásicos sesgos cognitivos que tienden a involucrar experiencias personales. Un debate objetivo, congruente y que por ahora, se aleja bastante de lo que estamos acostumbrados a oír. No hace mucho tiempo nos vimos sometidos a la tarea de discernir entre lo natural y lo no natural, entre lo común y lo raro, entre un matrimonio normal y uno homosexual, o como les gustaba llamar, uno antinatural.


Así es como fuimos testigos de argumentos extremadamente falaces y que hacían agua por todos lados, que mezclaban el rechazo al matrimonio entre personas del mismo sexo, la vida campestre y la ¿naturaleza? Ahora es cuando yo me pregunto... ¿Qué tendrá que ver el inmenso mundo natural con una decisión que, entre otras cosas, atenta contra las libertades individuales de los ciudadanos?

"Creo en la existencia de un orden natural que he podido palpar a lo largo de años que he vivido en el campo en contacto permanente con la naturaleza (...). Ese orden natural me indica que no todo es lo mismo: existen diferencias entre un macho y una hembra".
"Un macho y una hembra, lo que se traduce en la sociedad ciudadana como un hombre y una mujer" decía Josefina Meabe, senadora argentina en una de las tantas intervenciones en contra del matrimonio igualitario en el 2010.


Hoy es de mi agrado decirle a Jose que se equivocó y feo, simplemente porque un comportamiento posta posta antinatural, que vaya en contra de las leyes de la naturaleza no podría existir. Desde una perspectiva biológica, nada es antinatural. Todo lo que es posible es, por definición, natural.

Te estoy diciendo que sí, que hay hombres gays, mujeres lesbianas y personas trans, pero también estoy afirmando que existen delfines putos, muchísimas aves tortas, bonobos bisexuales y en sí en más de 500 especies en donde las prácticas homosexuales son un hecho más que estudiado.

Ahora, con los lentes de la biología requeté puestos, podemos decir que existen diferencias entre el comportamiento homosexual y la homosexualidad, y son cuestiones que se discuten hace banda de tiempo por biólogos evolutivos que la tienen clarísima. El primero, se puede definir como una interacción sexual o de origen sexual que es realizada por dos o más individuos del mismo sexo; y la homosexualidad, a su vez, es una orientación sexual caracterizada por una atracción sexual hacia individuos del mismo sexo. ¿Por qué nos tomamos el tiempo de hacer esta distinción? Porque la palabra atracción acá juega un rol importantísimo, desde la perspectiva de la evidencia conductual, esta palabra en la definición de homosexualidad demarca una preferencia exclusiva, y a veces de por vida, por involucrarse en comportamientos sexuales con miembros del mismo sexo.


Como era de esperarse, los científicos también entienden que existe una paradoja evolutiva de la homosexualidad, que se pregunta: Si los comportamientos sexuales como ser el contacto genital, originalmente han evolucionado en el contexto de la reproducción, ¿por qué ocurren entre individuos del mismo sexo, en donde esos comportamientos no van a llevar a los individuos a una fertilización inmediata? Esta paradoja se transforma en incluso una más difícil de resolver si pensamos que los comportamientos homosexuales podrían, en efecto, ser heredables.


Claro que estas cuestiones sin respuesta alguna dejaba a nuestros estudiosos en vela, es por eso que a lo largo de los años los humanos se propusieron algo así como setenta y seis hipótesis (si, los mamíferos menos pesados), para explicar cómo es que la homosexualidad evolucionaba y prevalecía en varias especies sí, por obvias razones, no podría ser heredada a través de un acto sexual entre congéneres del mismo sexo. Desde hipótesis un tanto holgazanas como la de Vassey, que afirmaba que las relaciones entre individuos del mismo sexo no confería ninguna significancia adaptativa, conocida como la "Hipótesis de neutralidad adaptativa" o como a mí me gusta llamarla "Hipótesis sacada del rincón del vago". Hasta algunas otras que involucran al comportamiento homosexual como la mejor opción para aquellos individuos que están neuroendocrinológicamente motivados para tener relaciones, pero no encuentran pareja del otro sexo, llamada "Hipótesis Exaptativa" propuesta por Dawkins.


Así es como la especie humana inició una incesante búsqueda para entender un fenómeno que la simple lógica no avala, ¿Cómo es que el fenotipo que reduce la aptitud no es rechazado?

Además de la obsesión que existe en entender la evolución de la homosexualidad, no pasó mucho tiempo hasta que los científicos comenzaron a buscar donde estaba el bichito que hacía que los verdaderos bichitos sean gays. Ósea, empezaron a buscar el gen de la homosexualidad, cosa que estaba, a años luz de ser un hecho. Hoy en día entendemos que esta idea, además de ser extremadamente simplista, apela al reduccionismo de que un comportamiento tan complejo como lo es la elección de parejas sexuales este determinado por una sola cosita (cuanta imprecisión en el uso de la palabra cosa che), como lo es un gen.
En el 2012, Rice y colaboradores encontraron a través de estudios de pedigrí y de gemelos que efectivamente la homosexualidad tiene una heredabilidad importante en ambos sexos, pero que existe una concordancia baja de esta entre los gemelos idénticos. Notaron además, que no habían estudios moleculares que resuelvan la búsqueda de marcadores de ADN asociados a un "gen homosexual". Todo indicaba un patrón paradójico que debía ser resuelto.

Así fue como este grupo de estudiosos 2.0 decidió utilizar datos sobre la señalización fetal de andrógenos (las hormonas sexuales masculinas) y sobre la regulación de los genes a través de cambios no genéticos en el empaquetamiento del ADN (también llamada epigenética, cambios en la expresión de genes que no involucran cambios en las secuencias del ADN), para poder desarrollar un nuevo modelo de homosexualidad. Se propusieron evaluar cómo numerosas modificaciones epigenéticas específicas del sexo pueden afectar a la sensibilidad de los andrógenos durante el desarrollo. Después de una banda de estudios neurológicos, moleculares y de los genitales, porque sabemos que en la biología todo tiene que ver con todo, Rice pudo darnos un atisbo de respuesta, o mejor dicho, de predicción: la homosexualidad forma parte de un fenómeno más amplio en el que interactúan los rasgos influenciados por los andrógenos y las marcas epigenéticas. Esto quiere decir que no, no existe ningún bichito de la homosexualidad, para la suerte de todos, la ciencia nos muestra devuelta que somos sistemas complejos, sistemas sinérgicos.

Mucho blablá pero, ¿y mis delfines putos dónde están? ¿y las aves lesbianas? Quédense tranquilos que para hablar de eso hay muchísimo tiempo y muchísima data. Los sistemas de apareamiento en el reino animal tienen todo menos simplicidad. Basta con mencionar algunos ejemplos como los albatros de Laysan, autóctonas del estado de Hawái. Hoy sabemos que por lo menos uno de cada tres nidos está formado exclusivamente por parejas hembras monógamas, las cuales se acicalan entre ellas y no dudan a la hora de expulsar con crueldad a los machos que se les acercan cuando están juntas. O los conocidos casos de flamencos y pingüinos machos que cuidan y se hacen cargo de huevos que han sido abandonados.


También tenemos al delfín nariz de botella que se destaca por ser el animal en el que se detectaron más interacciones homosexuales, con machos inmaduros que se montan entre ellos incluso cuarenta veces más que las hembras de bonobos (una de las especies más hipersexualizadas del reino animal). Nadie mejor que un delfín gay para hacerte saber que lo que decidas ser y hacer de tu vida es natural. La evolución no tiene propósito, así que cuando escuches a alguien opinando sobre tus decisiones, pregúntales ¿Quiénes son ellos para juzgar a la evolución?

- Guadalupe Gómez


Bibliografía:

Coe, M. J. (2009). "Necking" behaviour in the giraffe. Journal of Zoology, 151(3), 313-321. https://doi.org/10.1111/j.1469-7998.1967.tb02117.x

Sommer, V., & Vasey, P. L. (2006). Homosexual Behaviour in Animals (Illustrated ed.). Cambridge University Press.

Poiani, A. (2010). Animal Homosexuality: A Biosocial Perspective. Cambridge University Press.

Balthazart, J. (2012). The Biology of Homosexuality. Oxford University Press.

Harari Y. N., 2018, De Animales a Dioses, Buenos Aires, Argentina, Debate 13° Ed.

Rice, W. R., Friberg, U., & Gavrilets, S. (2012). Homosexuality as a Consequence of Epigenetically Canalized Sexual Development. The Quarterly Review of Biology, 87(4), 343-368. doi:10.1086/668167 

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