Los animales que crearon las flores

01.10.2020

La interacción de plantas e insectos permitió el desarrollo de adaptaciones mutuas mediante la coevolución, pero... ¿qué es la coevolución? Sencillamente, es una fuerza que asocia especies (es decir es interespecífica), y son estas asociaciones las que permiten, más de lo que creemos, la gran diversidad de formas que existen en la naturaleza.


Seguramente, al decir "planta" pensemos en lo que es más llamativo para la mayoría de las personas: las flores. Las flores son un conjunto de hojas que se modifican y que van formando las diferentes partes de ella: el cáliz, los pétalos, el androceo (parte masculina) y el gineceo (parte femenina). La flor, en general, tiene función protectora hacia las estructuras reproductivas que son los óvulos y los granos de polen. Cabe aclarar que esta estructura tan bella sólo se encuentra en aquellas plantas que tuvieron el atrevimiento de jugar con los genes y las formas: las plantas con flores o también llamadas Angiospermas. Evolutivamente hablando, las plantas tuvieron diversidad de estructuras que tomaron el rol protector o que albergaban a los gametos masculinos y femeninos, pero, no siempre fueron del todo llamativas. Si tuviéramos que nombrar qué estructuras hay en cada grupo de plantas, tendríamos que decir que pasaron de tener una capa estéril de células protectoras en las algas y en los briófitos (pequeñas plantas rudimentarias como, por ejemplo, los musgos), un tejido multicelular verde y acorazonado en los helechos, una piña de color marrón (insulsa quizás) que dentro resguarda los óvulos o granos de polen en los pinos, a pasar finalmente, a una estructura colorida relativamente grande y llamativa, las dichosas flores.


Ahora, lo que nos concierne es la siguiente cuestión: ¿cómo surgieron las tan distintas flores, con sus aromas especiales, colores particulares y formas extravagantes que hoy en día vemos?

Para que una flor se pueda formar jugaron un papel muy importante la genética y el ambiente (y con ambiente me refiero a otros agentes que interactúan).

Hace muuuuchos años, la polinización (movimiento y transporte de polen de una planta a otra) se dió mediante el viento pero luego se llevaron muy bien con los llamados insectos y es aquí donde la acción comienza. Este grupo tan diverso de animales pudo encaminar un proceso denominado coevolución. La coevolución no es más que la evolución paralela y coordinada entre dos o más especies distintas. Esta evolución es importante en la naturaleza porque afianza la relación consistente entre los organismos interactuantes (plantas e insectos) lo que puede significar un beneficio recíproco entre ambas partes.

Todos los procesos que nombramos antes fueron los que condujeron a otros cambios fisiológicos y morfológicos o estructurales, tanto en la planta como en el insecto. A modo de ejemplo, si analizamos una flor de orquídea y su(s) polinizador(es) podemos concluir el por qué de la forma de la flor, el color y respecto al insecto, por qué posee ciertas estructuras, cómo es el diseño de su aparato bucal-masticador o cómo es su sistema digestivo. Es decir, en una coevolución, los interactuantes tienen estructuras que fácilmente se acoplan unas a otras.

En otras ocasiones como el ejemplo del aclamado Irupé (Victoria cruziana), que su flor es blanca (el color blanco en las flores se puede asociar a polinizadores nocturnos), se abre solamente de noche y de hecho tiene un proceso fisiológico que aumenta la temperatura de sus tejidos para que el aroma de los pétalos pueda ser sentido por el escarabajo que viaja hacia ella.

La coevolución dirige a ambas especies y "sincroniza" procesos que son recíprocamente beneficiosos para ambos interactuantes: como ser la polinización, dispersión de semillas, consumo de néctar por parte del insecto, etc.

Entonces, ¿la coevolución hizo surgir a las flores? ¿cómo es esto? Para responder eso, la hipótesis más aceptada es la del Surgimiento de las flores en respuesta a la herbivoría.

Esta hipótesis nos dice que la flor típica fue originada en respuesta a la herbivoría de los insectos. Como éstos se alimentaban de sus partes vegetativas (tallos y hojas) causaban mucho daño a las plantas pero lo hacían más aún alimentándose de las semillas, situación doblemente dañina porque implica un gasto energético enorme. Entonces para poder amortiguar los efectos de la herbivoría, las plantas pudieron formar, en primer instancia, una defensa a nivel químico desarrollando moléculas (llamadas semioquímicos) contra los insectos para reducir la herbivoría. Pero como todo organismo se adapta, los insectos pudieron generar resistencia a esos semioquímicos y entonces las plantas se vieron obligadas a formular estrategias alternativas de protección del polen y semillas principalmente. Acá es donde entra en juego el desarrollo de estructuras protectoras en base a hojas modificadas: las flores. Las teorías actualmente aceptadas plantean que las flores se formaron a partir de la diferenciación y especialización de estos conjuntos de hojas modificadas que, aprovechando la gran variabilidad de los insectos, fueron coevolucionando para pasar de la depredación (en especial del polen y semillas) a una relación de mutualismo (polinización y recompensa floral).

Entonces, si alguna vez te preguntás por qué la flor del Lapacho es tan bella, cuán increíble es la forma de la flor del Mburucuyá, o por qué es tan hermosa la flor del Palo borracho, parte de tu respuesta debería ser agradeciendo a la evolución por poner a los insectos como forjadores de las cosas más maravillosas del mundo: las flores.

- Tomás Larroquette


Bibliografía

Oyama, K. 1986. La Coevolución. Ciencias: revista de difusión 64-73.

Fontúrbel R., F. 2002. Rol de la coevolución planta-insecto en la evolución de las flores cíclicas en las angiospermas. Ciencia Abierta.


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