La Primera Sonrisa

08.07.2021

Mucho antes de la escritura y sus símbolos, incluso mucho antes del lenguaje hablado, nuestros antepasados se comunicaban mediante gestos. Incluso en estos días, gran parte de nuestra comunicación es no verbal y una parte está oculta bajo la superficie de la conciencia. Sonreímos, lloramos, nos encogemos de hombros y un sinfín más de acciones. Estos comportamientos son naturales, pero también son simbólicos. Algunos de ellos, de hecho, son bastante extraños cuando los repensamos ¿Por qué se nos escapa el lubricante de los ojos para comunicar la necesidad de ayuda? ¿Por qué nos reímos?

Uno de los primeros científicos en reflexionar sobre estas cuestiones fue el mismísimo Charles Darwin. En su libro, The Expression of the Emotions in Man and Animals, de 1872, observó que todas las personas expresan sus sentimientos más o menos de la misma manera. Y supuso que probablemente estos gestos evolucionaron a partir de algunas acciones ancestrales de ciertos animales.

Pero hay un gesto muy particular y muy común a la vez que desentona de las explicaciones ¿Por qué enseñamos los dientes para expresar amabilidad? Si quisiéramos ver este gesto en otros animales, a grandes rasgos nos imaginamos por ejemplo a un perro o un tigre, sin embargo, estos muestran los dientes en señal de agresividad, ¿por qué en nuestra especie es lo contrario?

Lo más interesante es que no hay que aprender a hacer nada de esto: es un comportamiento preprogramado. Los niños que nacen no videntes nunca ven sonreír a nadie, pero muestran el mismo tipo de sonrisas en las mismas situaciones que las personas videntes. Nuestras expresiones emocionales parecen ser innatas, es decir, forman parte de nuestra herencia evolutiva y es común a cualquier ser humano.

En cualquier pueblo, ciudad o aldea del mundo, cualquiera sea la comparación que hagamos, sus habitantes sonríen y fruncen el ceño de la misma manera, entonces, podemos asumir que son comportamientos universales en el ser humano. Todas las culturas reconocen una variedad de gestos bucales como índices de estados emocionales internos. Sin embargo, al igual que en nuestra propia cultura, las sonrisas son muy variadas y no todas son precisamente amistosas.

La raíz o etimología de la sonrisa sigue siendo un misterio. ¿Podemos rastrear estas señales sociales hasta su raíz evolutiva, hasta algún comportamiento original de nuestros antepasados? Para explicarlas en su totalidad, tendríamos que seguir el rastro hasta abandonar por completo el ámbito simbólico, hasta encontrarnos con algo que no tiene nada que ver con la comunicación.

Una sonrisa es algo peculiar; El labio superior se levanta para exponer los dientes; Las mejillas se arquean hacia arriba; Una sonrisa fría y fingida suele limitarse a la boca, mientras que una genuina y amistosa implica a los ojos, ya que la piel alrededor de los ojos se arruga, esta última se conoce como sonrisa de Duchenne.

Sin embargo, las sonrisas también pueden significar sumisión. Las personas en posiciones de sometimiento sonríen mucho ante las personas más poderosas. Esto nos confunde una vez más y no hace más que aumentar el misterio. ¿Por qué mostrar los dientes en señal de amistad? ¿Por qué hacerlo en señal de sumisión? ¿No deberían los dientes comunicar agresividad?

Lo que sí está claro es que estamos entrando en un sistema que controla repertorios de comportamientos arcaicos e importantes. La mayoría de los etólogos están de acuerdo en que la sonrisa es evolutivamente antigua, y que se pueden ver variantes de ella en muchos tipos de primates.

Cuando sonreímos, estiramos las comisuras de la boca y mostramos los dientes. Si otros animales enseñaran los dientes de esta manera, sería amenazante. Aunque, si observamos a primates no humanos, enseñar los dientes puede ser ambivalente, como en la "sonrisa del miedo" del chimpancé, que muestra simultáneamente resistencia y sumisión a un animal más dominante.

Esta exhibición expone los dientes, pero sólo como efecto secundario: en una reacción defensiva, el objetivo del labio curvado, característico de la sonrisa, no es prepararse para un ataque de mordedura, sino agrupar la piel de la cara hacia arriba, rellenando aún más los ojos con pliegues de piel. Las orejas se agitan hacia atrás contra el cráneo, protegiéndolas de las lesiones. La cabeza se inclina hacia abajo, alejándose del objeto inminente; y los hombros se levantan para proteger la vulnerable garganta y la yugular, mientras que el torso se curva hacia delante para proteger el abdomen. El mono adopta una postura defensiva general que protege las partes más vulnerables de su cuerpo.

La expresión de miedo (dientes desnudos, orejas aplanadas, cuello tenso) suele darse en situaciones en las que un animal está atrapado o amenazado, pero no puede escapar físicamente. Sin embargo, en otros monos como los Rhesus, los miembros subordinados del grupo muestran esa expresión de dientes desnudos al miembro dominante cuando ocupan un lugar que éste quiere ocupar. La expresión parece desviar la agresión, por lo que es un signo de sumisión, lo que hace que el dominante les deje en paz.

Aunque también podemos ver cómo se muestran mutuamente lo que parece una mueca. Los etólogos lo llaman "exhibición silenciosa de dientes", la cual también se exhibe entre miembros de la misma jerarquía. Esto pasa de mostrar no hostilidad a demostrar afecto o afiliación, es decir, se convierte en un gesto amistoso. Y así nació la sonrisa, una imitación breve de una postura defensiva.

Las personas, al igual que los monos Rhesus, siguen sonriendo por miedo o nerviosismo. A veces, cuando los niños se mandan alguna que otra macana y son regañados, no pueden dejar de sonreír, lo cual es más un signo de sumisión que de insubordinación. También sonreímos en respuesta a la felicidad y la diversión.

Pero esto no nos da todas las respuestas, ¿por qué podemos distinguir entre una sonrisa falsa y una sonrisa de Duchenne? La naturaleza es a menudo una carrera armamentística. Si lo pensamos bien, la sonrisa es un tipo de información muy útil para los miembros de un grupo social. Y esto prepara el escenario para que evolucione una señal social: la selección natural favorecerá a los monos que puedan leer las reacciones de sus compañeros y ajustar su comportamiento en consecuencia. Por cierto, este es quizá el punto más importante de la historia: la presión evolutiva principal recae sobre el receptor de la señal, no sobre el emisor. La historia trata de cómo reaccionamos ante las sonrisas.

Esos movimientos filtran información sobre nuestro estado interno. Son muy visibles para los demás y rara vez podemos suprimirlos con seguridad. Entonces, si puedo obtener información útil observando al otro, entonces es útil para el otro manipular esa información e influir en mí. Por lo tanto, la evolución favorece a aquellos que pueden, en las circunstancias adecuadas, hacer una sonrisa teatral, como un buen capítulo de Black Mirror, ayudando a convencer a los demás de que no soy amenazante. Entonces, no solo se favorece a los animales que pueden leer esas señales y reaccionar ante ellas, sino a los que pueden manipular esas señales para influir en quien les observa. En este relato, una dinámica compleja entre el emisor y el receptor evoluciona gradualmente hacia la señal que conocemos hoy en día. Y toda esta vasta gama de expresión surge de un bucle sensorial-motor protector que no tiene nada que ver con la comunicación. La evolución es totalmente bizarra.

Sin embargo, todavía podemos ver el gesto del mono en nosotros, y eso solo nos muestra que somos uno más de ellos. A veces sonreímos para expresar servilismo, y esa sonrisa servil puede ir acompañada de una postura protectora de todo el cuerpo: la cabeza baja, los hombros levantados, el torso curvado. Al igual que los monos, reaccionamos a estas señales automáticamente. No podemos evitar sentirnos más cálidos hacia alguien que luce esa sonrisa de Duchenne, así como no podemos evitar sentirnos despectivos ante una persona que hace una mueca que finge una calidez que nunca llega a los ojos. El significado emocional de la señal pudo cambiarse, pero se han conservado restos de su forma y significado originales.

Acabamos de tropezar con la ambigüedad que define la vida emocional: siempre estamos atrapados entre la autenticidad y la farsa, siempre flotando en la zona gris entre el arrebato involuntario y las sutiles manipulaciones psicológicas de las sonrisas fingidas.

Desde la Mona Lisa hasta el Gato de Alicia en el país de las maravillas, los distintos significados de la sonrisa humana han cambiado con el tiempo y en todo el mundo. Son herramientas de nuestras interacciones sociales y una de las expresiones faciales más frecuentes y fáciles de reconocer. Normalmente se relaciona con emociones positivas, aunque la alegría no es necesaria ni suficiente para sonreír. La sonrisa no está impulsada por la felicidad, sino que está asociada a un compromiso subjetivo, algo así como un combustible social para sonreír, incluso cuando se socializa con una computadora o detrás del celular en solitario podemos sonreír.

Aunque estuvimos trazando conexiones un poco complicadas entre los movimientos defensivos y el comportamiento social, finalmente llegamos a la moraleja de esta historia: los símbolos evolucionan. Desde un andamiaje de neuronas que empiezan a crujir bajo los estímulos y desencadenan una clásica reacción defensiva, hasta la mueca que hoy en día enmarca prácticamente todas nuestras interacciones sociales.
- Joaquin Ortiz
Bibliografía:

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Cohut, M., PhD. (2018, 10 septiembre). Why do we really smile? MNT. https://www.medicalnewstoday.com/articles/323025#Smiling-is-not-driven-by-happiness

Wolchover, N. (2012, 6 julio). How Did Fang-Flashing Evolve into Smiling? Livescience.Com. https://www.livescience.com/34056-evolution-smiling.html

How Did the «Smile» Become a Friendly Gesture in Humans? (1999, 21 octubre). Scientific American. https://www.scientificamerican.com/article/how-did-the-smile-become-a-friendly-gesture-in-humans/

Fba, T. M. (2020). When did humans start to smile? The British Academy. https://www.thebritishacademy.ac.uk/blog/when-did-humans-start-smile/

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