La muerte sabe a almendras

19.08.2021

Siempre solemos ver en las películas que cuando una persona o un espía está a punto de ser atrapado suele utilizar cianuro para suicidarse. Todos se han suicidado antes de ser juzgados o interrogados y esto hizo queel cianuro haya adquirido una reputación de muerte inmediata digna de uno de los venenos más famosos. Pero ¿Realmente el cianuro actúa tan rápido?

Primero hay que preguntarnos ¿Qué es puntualmente el cianuro? En la vida real, el cianuro es un poco más complicado que solo meter una píldora, matar a alguien y salir caminando con tu traje de espía. El cianuro puede referirse a cualquier sustancia química que contenga un enlace carbono-nitrógeno (CN), y puede encontrarse en algunos lugares sorprendentes. Por ejemplo, en muchos alimentos vegetales seguros para el consumo, como las almendras, las habas, la soja y la espinaca. También es un subproducto del metabolismo en el cuerpo humano, se exhala en pequeñas cantidades con cada respiración, así que podríamos decirle a alguien que tiene un aliento de muerte.

Y ¿cuando pasamos entonces de algo inofensivo a algo potencialmente mortal? Uno puede correr el riesgo de intoxicación por cianuro si utiliza cantidades excesivas de quitaesmaltes que contienen compuestos orgánicos de cianuro como el acetonitrilo o si ingiere cantidades excesivas de ciertos alimentos de origen vegetal, como carozos de damascos, de cerezas o de duraznos.

Pero si al compuesto puro y comercial nos referimos, el origen de su síntesis se remite a un derivado del primer pigmento sintético moderno, el azul de Prusia. Su descubridor, el químico Carl Wilhelm Scheele, padeció los peligros del cianuro en carne propia en 1782, cuando revolvió un pote de azul de Prusia con una cuchara que contenía restos de ácido sulfúrico y creó sin darse cuenta el veneno más importante de la edad moderna, el ácido prúsico. Al toque reconoció su enorme potencial, un genio injustamente olvidado, a pesar de ser el químico que más elementos naturales descubrió. Scheele tenía la costumbre de oler o incluso saborear las sustancias nuevas que lograba conjurar en su laboratorio. Aunque tuvo la suerte de no hacerlo con su ácido prúsico.

Su olor se describe como un fuerte olor a castañas o almendras amargas, pero no siempre emana olor y no todas las personas pueden detectarlo. De su fulminante sabor solo existe un testimonio, dejado a principios del siglo XIX por M. P. Prasad, un orfebre indio de 32 años que mezcló cianuro potásico con licor y lo agitó con la parte posterior de su bolígrafo. Estaba escribiendo su nota de suicidio cuando accidentalmente metió la punta envenenada del bolígrafo en la boca antes de completar la nota. Cuando se dio cuenta de su estúpido error, describió rápidamente el sabor de la misma. Alcanzó a escribir tres líneas luego de haberlo tragado: "Doctores, cianuro de potasio. Lo he probado. Quema la lengua y sabe agrio".

Tras la exposición, el cianuro entró rápidamente en el torrente sanguíneo de Prasad. En pequeñas dosis, el cianuro en el cuerpo puede transformarse en tiocianato, que es menos dañino y se elimina por la orina. Además, puede combinarse con otra sustancia química para formar vitamina B12, que ayuda a mantener la salud de los nervios y los glóbulos rojos. En grandes dosis, la capacidad del organismo para transformar el cianuro en tiocianato se ve desbordada, por lo que este compuesto tóxico se mantiene en el organismo e impide a las células utilizar el oxígeno, siendo una forma molecular de asfixia, haciendo que, finalmente, éstas mueran. El corazón, el sistema respiratorio y el sistema nervioso central son los más susceptibles a la intoxicación por cianuro.

Una concentración suficientemente alta estimula de golpe los receptores químicos del cuerpo carotídeo, gatillando un reflejo que literalmente corta la respiración, un jadeo audible, que antecede la taquicardia, la apnea, las convulsiones y el colapso cardiovascular. Esa rapidez lo volvió el veneno favorito de muchos asesinos.

Aunque el cianuro tiene muchos más usos que solo aparecer en James Bond, ya que la vía molecular que bloquea es tan antigua y universal que hace a la molécula eficaz contra la mayoría de las formas de vida. Por ejemplo en un principio se utilizó el Zyklon A (Zyklones la palabra alemana designada para los vientos de un huracán), un compuesto basado en el cianuro de hidrógeno que servía como gas pesticida de acción violenta para naranjos en California y empleado también para despiojar trenes de inmigrantes provocando que la madera de los vagones quedara teñida de un hermoso color azulado. Aún hoy se puede ver teñidos varios ladrillos de un azul hermoso en los campos de concentración, producto de otro compuesto similar pero mucho más siniestro, el Zyklon B.

Tantos que murieron en cuclillas, con los más jóvenes aplastando a los niños y a los ancianos en su intento por escalar la pila de cuerpos desnudos y poder respirar unos minutos más, unos segundos más. Ya que el Zyklon B se mantiene cerca del suelo luego de ser vertido por ranuras en el techo.

La forma líquida del veneno, conocida en Alemania como blausäure (ácido azul), es altamente volátil, hierve a 26°C y deja un ligero aroma almendrado en el aire, dulce pero levemente amargo. Aunque sentir su aroma no es para cualquiera, ya que la capacidad de detectarlo está en un gen recesivo específico asociado al cromosoma X femenino, el cual está ausente en un 40% de la humanidad. Como consecuencia de ese azar evolutivo, es probable que una parte importante de las personas asesinadas con Zyklon B en Auschwitz ni siquiera hayan notado el olor del cianuro llenando las cámaras de gas, mientras que otros murieron oliendo la misma fragancia que saborearon los hombres que habían organizado su exterminio al morder sus cápsulas suicidas.

Si, adentrados en la segunda guerra mundial ambos bandos sufrieron las consecuencias de distintas maneras, quien fuera verdugo también tuvo el mismo destino. Cuando el invierno ruso congeló las orugas de los tanques, el Führer ordenó destruir todo lo que tuviera valor dentro del territorio nacional, para no dejar más que tierra quemada a las tropas invasoras. Las tropas alemanas enfrentadas a la derrota absoluta, superadas por la imagen del horror que habían invocado sobre el mundo, eligieron una salida rápida: cometieron una ola de suicidios mordiendo cápsulas de cianuro y fallecieron ahogados en el dulce pero letal olor a almendras.

Al final de la segunda guerra mundial, el 30 de Abril de 1945, cuando El Ejército Rojo arrasaba Berlín, Hitler preocupado por la posibilidad de luchar hasta el final y arriesgarse a ser capturado, decidió probar la potencia de sus cápsulas de cianuro. Aunque llegó a estar tan convencido de que sus dosis habían sido adulteradas que decidió probar su efectividad dándole una a su adorada Blondie, un pastor alemán que lo había acompañado hasta el führerbunker, donde dormía a los pies de su cama, disfrutando todo tipo de privilegios. El Führer prefirió matar a su mascota antes que dejarla caer en manos de las tropas rusas, pero no tuvo el valor de hacerlo por sí mismo, ya que ni el mismísimo Adolf Hitler mataría a su mascota. Le pidió a su médico que rompiera una de las cápsulas en el hocico del animal. La perra murió al instante, cuando la diminuta molécula de cianuro potásico, formada por un átomo de nitrógeno, uno de carbono y uno de potasio, entró a su torrente sanguíneo y cortó su respiración. Luego, Hitler mordió una de sus píldoras de cianuro y se disparó una bala en la cabeza.

Siguiendo con la lista de sus famosas víctimas, el genio matemático y padre de la computación Alan Turing también se suicidó mordiendo una manzana inyectada en cianuro, luego de haber sido castigado con una castración química por su homosexualidad. La leyenda cuenta que lo hizo para imitar una escena de Blancanieves, su película favorita. Lo curioso es que las semillas de manzana contienen una sustancia que libera cianuro de forma natural, bastaría medio tazón de ellas para matar a un ser humano.

No cabe duda que el cianuro te roba el aliento y quienes tuvieron la oportunidad no dudaron ni un segundo en utilizarlo contra aquellos que consideraban su enemigo. Su infame reputación lleva a estremecernos cuando lo nombramos, sin embargo, nadie podría haber imaginado que 200 años después de su descubrimiento tendría tantos usos industriales, médicos y químicos (por ejemplo, en ciertos medicamentos contra el cáncer, pesticidas o en el proceso de galvanizado) que cada mes se fabricaría una cantidad suficiente como para envenenar a todos los seres humanos que habitan el planeta.

- Joaquin Ortiz

Bibliografía:

Labatut, B. (2020). Un verdor terrible (1.a ed.). Anagrama.

Citroner, G. (2018, 17 septiembre). What Is Cyanide Poisoning? Healthline. https://www.healthline.com/health/cyanide-poisoning#treatment

Speed News Desk. (2019, 27 septiembre). How does «cyanide» poison taste? Indian man describes it for first time in world. CatchNews.Com. https://www.catchnews.com/bizarre-news/how-does-cyanide-poison-taste-indian-man-describes-it-for-first-time-in-world-174306.html

Lutz, D. (2021, 9 febrero). Beware the smell of bitter almonds | The Source | Washington University in St. Louis. The Source. https://source.wustl.edu/2010/07/beware-the-smell-of-bitter-almonds/

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